Neuroestimulación medular para el dolor crónico de espalda

Neuroestimulación Medular: una esperanza en el tratamiento del dolor crónico

El dolor crónico asociado con las afecciones degenerativas de la columna vertebral puede ser una carga significativa para quienes lo padecen. Una vez agotados los intentos con terapia conservadora, la cirugía suele ser la vía para solucionarlo. Sin embargo, cuando la cirugía no consigue mejorar el problema o, por cualquier motivo conduce a complicaciones y fracaso de las expectativas de resultado, el tratamiento del dolor crónico residual o de las posibles secuelas resulta complicado. Generalmente se sigue un algoritmo de tratatamiento que incluye fármacos, terapias manuales y fisioeléctricas de diversa índole, estimulación neural inversa, acupuntura, parches tópicos anestésicos o estimulantes y muchas otras. Pero cuando se agotan los recursos conservadores y la reintervención quirúrgica no ofrece garantía alguna, la neuroestimulación medular es una tabla de salvación con resultados verdaderamente sorprendentes, tanto en dolor neuropático como en dolor lumbar residual.

¿Qué son los estimuladores medulares y cómo funciona la neuroestimulación medular?

Un neuroestimulador medular es un sistema compuesto por un generador de impulsos eléctros (IPG) y un electrodo multipolar conectado a éste por medio de cables. Este conjunto de elementos es completamente implantable y puede configurarse y ser leído desde el exterior mediante telemetría sin cables. La mayor parte de los modelos actuales también ofrecen carga de batería por inducción electromagnética.

Existen dos formatos de electrodos: de implantación percutánea o de implantación quirúrgica. Cada uno tienes sus ventajas e inconvenientes porque por sus formas diferentes requieren un tipo de técnica quirúrgica para ser implantados, a la vez que tienen distintas capacidades para entregar la energía generada por la pila y, por tanto, diferencias en potencia efectiva y consumo. Los electrodos percutáneos son cables finos con múltiples electrodos cilíndricos ordenados en su extrermo. En neuroestimulación medular, este tipo de electrodo se implanta mediante punción con una aguja gruesa y no requieren cirugía abierta, pero el diseño cilíndrico del electrodo disipa energía en todas direcciones requiriendo mayor consumo por unidad de energía entrergada. Además, para dar cobertura a todo el cordón medular, suele ser necesario implantar dos de ellos teniendo cierta complicación el poder ubicarlos adecuadamente. Por el contrario, los electrodos quirúrgicos, de forma plana y con múltiples electrodos planos distribuidos ampliamente en una superficie capaz de cubrir todo el ancho del canal medular, requieren cirugía abierta para ser implantados, pero a cambio, son más precisos en la aplicación de la corriente y conllevan menor consumo.

El IPG permite dirigir corrientes eléctricas con determinados parámetros de frecuencia, amplitud y forma de onda hacia los cordones posteriores de la médula espinal. Estos cordones son los encargados de transmitir la información sensorial, de tipo tactil profunda y propioceptiva y, al activarlos con corriente eléctrica, se puede interrumpir la transmisión de las señales de dolor, que viajan por otros haces medulares (haz espinotalámico lateral). El mecanismo por el que este fenómeno se produce no es del todo conocido, aunque probablemente está relacionado con la integración de las señales nerviosas en centros de relevo como el tálamo cerebral, superponiéndose la sensibilidad vibratoria evocada por los impulsos eléctricos a la sensación dolorosa transportada por el haz espinotalámico. En la neuroestimulación medular, este mecanismo de modulación de la transmisión nerviosa ha demostrado ser eficaz para aliviar el tanto el dolor neuropático (percibido en el trayecto del nervio afectado) como del dolor crónico de espalda.

Neuroestimulación medular

Avances tecnológicos en la estimulación medular

La neuroestimulación medular, originalmente causaba una especie de hormigueo a cambio de eliminar la sensación de dolor. Esta sensación era en general bien tolerada por los pacientes, pudiendo resultar incluso agradable. Sin embargo, en algunos casos puntuales, podía generar estímulos exagerados en determinadas áreas como la región perineal o genital, que impedían tolerar el sistema activo por períodos suficientes para aliviar el dolor objetivo. La exploración de nuevos parámetros de programación con dispositivos más modernos y versátiles en la generación de ondas complejas, ha permitido bloquear el dolor sin causar sensaciones adicionales, lo que mejora la experiencia del paciente, su calidad de vida y soslaya los problemas derivados de la sobreexcitación que ocurría en los casos mencionados.

Comprendiendo la utilidad de neuroestimulación medular

Este tipo de dispositivos implantables para el manejo del dolor rara vez son empleados en dolor de origen puramente mecánico lumbar sin intervenciones previas. Puede tener aplicaciones en síndromes de claudicación vascular grave, en problemas de control de esfínteres y en algunos síndromes de dolor neuropático sin antecedente quirúrgico, incluida la neuralgia atípica de trigémino o algunas neuralgias de Arnold rebeldes a otros tratamientos. Pero su uso más extendido es en el Síndrome Postlaminectomía, Síndrome de Espalda Fallida o Failed Back Surgery Syndrome (FBSS), un síndrome de dolor regional complejo tipo 2 (SDRC 2) que se produce después de una o más cirugías lumbares sin que haya complicaciones quirúrgicas conocidas o fracasos evidenciables y que altera la percepción de las señales neurológicas transmitidas por los nervios afectados, transformándolas en sensaciones dolorosas sin que exista una causa objetiva para que tales sensaciones se originen en la zona operada. De alguna manera, se trata de un fallo intrínseco del sistema nervioso central que genera de forma autónoma y aberrante esas señales patológicas, alterando la percepción y la gestión central del dolor.

Consideraciones finales

Aunque la neuroestimulación medular puede proporcionar alivio significativo, se considera un último recurso debido a su invasividad y costos asociados. Sin embargo, para aquellos cuyo dolor persiste a pesar de otros tratamientos, esta alternativa puede marcar la diferencia en la búsqueda de una vida libre de dolor.

En conclusión, la neuroestimulación medular representa una opción prometedora para quienes sufren de dolor postuirúrgico crónico de espalda. Con avances tecnológicos continuos y una comprensión más profunda de su mecanismo de acción, estos dispositivos continuarán ofreciendo esperanza y alivio a aquellos que buscan una solución efectiva para su dolor persistente.

Deja una respuesta