Restricciones y recomendaciones tras cirugía lumbar con tornillos y barras de fijación
La recuperación tras una cirugía lumbar con tornillos transpediculares y barras de fijación requiere un cuidado especial para evitar complicaciones y garantizar resultados óptimos. Es posible que el médico no haya insistido lo suficiente en que el éxito de la cirugía no sólo está en el acto quirúrgico, sino también en los cuidados posteriores. Si sigues nuestras recomendaciones tras cirugía lumbar, estarás asegurando al máximo el éxito de tu tratamiento. Se deben seguir estrictamente las recomendaciones del médico para minimizar el riesgo de aflojamiento de los implantes. Pero si no tienes claras las indicaciones o no las recuerdas, nosotros te las grabamos a fuego. Es vital.
No debemos olvidar que el objetivo final de la intervención y su convalecencia es conseguir la fusión ósea entre las vértebras intervenidas. Para ello, debemos asegurar que no exista movilidad entre esas vértebras durante un tiempo mínimo de 3 meses, para que el proceso biológico de la fusión se inicie adecuadamente gracias a los injertos óseos aplicados. Ciertamente, cuando la fusión ósea se ha completado, los implantes son mecánicamente innecesarios, ya no trabajan. Podrían ser retirados y nada cambiaría, puesto que las cargas ya no se conducen a través de ellos, sino a través del bloque óseo.
Por tanto, durante los primeros tres meses posteriores a la cirugía, es vital evitar que los tornillos estén sometidos a cargas excesivas, no porque no sean capaces de soportar cualquier carga que el cuerpo ejerza en condiciones normales de actividad, sino por el comportamiento del hueso, que tiene un módulo de mecánico de tipo viscoelástico. Para entendernos, la gran diferencia de rigidez entre el hueso y el titanio de los implantes, hace que una presión lo suficientemente intensa y continuada o repetitiva del hueso sobre el montaje rígido de titanio, pueda acabar ensanchando el hueco ocupado por los tornillos, creando holgura.
Este fenómeno se denomina osteolisis y generalmente conduce al fracaso de la operación, porque la movilidad que permiten estas holguras impide que las vértebras se suelden correctamente entre sí, especialmente en los casos en los que no se utilizan implantes para sustituir el disco vertebral. Los implantes alojados en el espacio discal aportan un extra de resistencia a las cargas, mejorando la tasa de éxito.

Una vez transcurrido este tiempo de seguridad, la posibilidad de aflojamientos por holgura disminuye drásticamente. Se produce cierta integración del titanio con el hueso y se inicia el proceso de consolidación de los injertos, que aún están lejos de haberse convertido en un callo óseo, pero ya aportan cierto extra de rigidez, aumentando la tolerancia a los movimientos sin aumentar significativamente el riesgo. Es a partir de este momento cuando se podrán empezar a permitir los movimientos antes prohibidos.
Movimientos prohibidos: la flexión lumbar
Aunque pudiera parecer que cualquier movimiento de la espalda fuera a afectar al resultado de la cirugía, muchos de ellos son inocuos, porque la presión que somos capaces de transmitir al montaje metálico es irrelevante. Por ejemplo, cierta rotación sobre el eje vertical (cuando nos giramos para mirar hacia un lado o el otro) o las inclinaciones laterales no van a crear presión suficiente en los rangos en que un paciente pueda moverse en el día a día. Tampoco algo de extensión hacia atrás o el hecho de estirarse verticalmente como para abrir un armario alto. Todos estos movimientos son tolerables en el postoperatorio inmediato.
En cambio, la flexión lumbar sí es capaz de someter al hueso a presiones importantes sobre los tornillos. Una de las maniobras que los pacientes deben evitar cuidadosamente es la flexión lumbar hacia adelante, por ejemplo al agacharse a recoger objetos del suelo. Cuando además el hueso es de mala calidad (osteoporosis) el avance de las vértebras superiores sobre las inferiores que se asocia a ese gesto de flexión, puede hacer el hueso se desprenda por completo del tornillo (lo que se conoce como pull-out), permitiendo a partir de ese momento el avance y retroceso libre de la vértebra con los movimientos de flexo-extensión.
Así como agacharse a recoger objetos es una maniobra en la que es evidente la flexión lumbar y cualquiera puede entenderlo, la flexión sucede también en actividades cotidianas a las que no les damos importancia, por ejemplo levantarse o sentarse en un sillón. En ambas situaciones tendemos a inclinarnos hacia delante: para levantarnos, impulsándonos hacia delante y para sentarnos, inclinándonos hacia delante para evitar caer de golpe al asiento. Se trata de momentos en los que sometemos a presiones máximas el montaje. También flexionar las caderas para acercar el pie al ponerse los zapatos o subir las rodillas hacia el pecho (posición fetal de descanso) son maniobras que someten a la región lumbar a flexión intensa no siempre consciente.
La flexión lumbar no sólo ocurre cuando nos agachamos a buscar cosas del suelo. Mucha atención al sentarse y levantarse de una silla!!! Puede ser la causa del fracaso de toda una cirugía lumbar!!!
Es esencial hacerse consciente de cada movimiento cotidiano, analizando si incluye una flexión lumbar. No hay que obsesionarse y acabar yendo rígido como una vara para todo, sino descomponer mentalmente los movimientos que realizamos y observar si hay un componente de flexión lumbar para evitarlo. Todos los demás componentes van a se tolerables desde el principio.
Tácticas alternativas
Por tanto, durante este período crítico de los 3 meses iniciales, deberemos readaptar nuestras técnicas para sentarse y levantarse de una silla o para agacharse al suelo, con objeto de proteger los implantes. En primer lugar es recomendable que utilicemos sillones con brazos. De esta forma, tanto al levantarnos como al sentarnos, apoyaremos en primer lugar sobre los brazos del mueble y proyectaremos el pecho hacia arriba, al contrario del gesto habitual de inclinarse hacia delante, levantándonos o dejándonos caer lentamente y con la espalda bien recta. De esta manera, se minimiza la carga sobre los implantes y se reduce el riesgo de complicaciones.

Para acercarnos al suelo si tenemos que recoger algún objeto, la maniobra más segura (porque mantiene fija y neutra la curva lumbar en todo momento) es la posición de caballero o de petición de mano, es decir, hincar una rodilla en el suelo y mantener el otro pie delante y asentado en el suelo. Desde esta posición, no hay problema en inclinarse lateralmente hacia un lado o el otro para llegar con las manos al suelo, pero nunca hacia delante. Esta es una posición segura que distribuye no modifica la curva lumbar natural y promueve una recuperación segura y exitosa.
Actividades Físicas Seguras Durante la Recuperación
A pesar de estas restricciones, los pacientes aún pueden participar en actividades físicas controladas sin poner en riesgo los resultados de la intervención. Los ejercicios isométricos, que implican tensión muscular sin movimiento, como los ejercicios contra resistencia con cintas de goma, son seguros y pueden ser beneficiosos durante el período de recuperación. Del mismo modo, los estiramientos verticales y los ejercicios de extensión lumbar suave, como los ejercicios de McKenzie, pueden ayudar a mantener la flexibilidad y fortalecer la musculatura de la espalda sin comprometer la estabilidad de los implantes. Si estás interesado en comenzar a entrenar tras una cirugía, el equipo de DomoPersonal te puede aconsejar.
Contacta con nosotros
Rellena el siguiente formulario:
Importancia de la Adherencia a las Recomendaciones tras cirugía lumbar
Es importante recordar que tener estas recomendaciones en mente durante todo el período de recuperación es fundamental para garantizar el éxito a largo plazo de la cirugía lumbar. Si bien puede resultar un desafío ajustar las actividades diarias para evitar la flexión lumbar, el esfuerzo valdrá la pena para prevenir complicaciones y lograr una recuperación completa y sin problemas. De hecho, una vez comprendidos estos principios nos daremos cuenta de que se puede hacer una vida muy proxima a la normalidad. La conclusión es que cualquier actividad que podamos realizar estando razonablemente rectos dentro del eje vertical, estará permitida, incluyendo rotaciones suaves y flexión lateral.












