Síndrome de latigazo cervical

¿Qué es el latigazo cervical?

El esguince cervical, comúnmente conocido como latigazo cervical o whiplash en inglés, es un síndrome traumático que surge tras un movimiento violento de la cabeza, como la sacudida que ocurre típicamente en un impacto por accidente de tráfico. Su compleja fisiopatología ha conducido tradicionalmente a un manejo muy dispar en el ámbito médico y con resultados inconstantes. En la sintomatología de este síndrome intervienen múltiples estructuras que se ven afectadas por estos traumatismos de alta energía, principalmente los ligamentos que estabilizan las vértebas entre sí y las cápsulas articulares, que aparte de proteger la estanqueidad de cada articulación facetaria también tienen función estabilizadora. En menos ocasiones puede haber daño en los discos, con o sin rotura del anillo fibrosos y con o sin herniación del núcleo discal.

La rotura de fibras de estas estructuras, que ocurre durante eventos traumáticos de este tipo, es difícil de diagnosticar, especialmente si no se producen hematomas o edemas inflamatorios que puedan ser identificados en una resonancia magnética, de tal manera que algunos cuadros muy dolorosos y sintomáticos pueden ir acompañados de unos estudios de imagen prácticamente normales.

Además, la intervención automática de la musculatura cervical en la defensa de la estabilidad perdida con el impacto, en forma de espasmo, también puede agravar el cuadro de dolor con rigidez, dolor de cabeza y mareo.

Sintomatología aguda y crónica del latigazo cervical

El dolor es uno de los síntomas más evidentes del latigazo cervical, acompañado de una respuesta inflamatoria inmediata por las pequeñas roturas en ligamentos o cápsulas, incluso pequeños daños en los cartílagos articulares de las facetas, todo ello asociado a espasmos musculares en un intento del cuerpo por proteger la zona afectada, estabilizándola. En casos de músculos débiles o no entrenados, estos espasmos pueden ser más intensos, prolongados y difíciles de manejar.

Latigazo cervical: afectación de inserciones suboccipitales

Además, cuando el cuadro cervical se cronifica, la inflamación de las inserciones musculares en la base del cráneo, conocida como entesopatía o entesitis, agrega una capa adicional de complicaciones, haciendo inefectiva la fisioterapia. Es habitual que con la cronificación de la inflamación en las inserciones, la fisioterapia tenga un efecto de corta duración, porque actúa generalmente en el cuerpo muscular. Pero la inflamación acantonada en las inserciones hace rebrotar el cuadro en pocas horas o días. La entesopatía mastoidea y la entesopatía suboccipital son las dos manifestaciones típicas de cronicidad en el latigazo cervical y en casi todos los casos se precisan infiltraciones antiinflamatorias para permitir la acción curativa de la terapia física.

A más largo plazo, años después de suceder el accidente, pueden aparecer secuelas tardías del esguince ocasionadas por una inestabilidad secundaria a esas roturas ligamentarias o del anillo discal. La inestabilidad aumenta el ritmo de degeneración de las articulaciones y puede también favorecer la aparición de hernias discales o excrecencias óseas (osteofitos) que progresivamente vayan ocupando el espacio reservado para los nervios, causando radiculopatías, que cursan con hormigueo o dolor en brazos o manos.

Tratamiento y recuperación:

El tratamiento del esguince cervical agudo implica principalmente el descanso y el uso de collarín para evitar movimientos bruscos durante un tiempo breve, asociando un tratamiento antiinflamatorio intensivo y cualquier tipo de técnica antiinflamatoria que aporte calor profundo. Pero a la mayor brevedad posible es necesario empezar con la activación ordenada de la musculatura implicada a fin de prevenir la cronificación de la lesión. La fisioterapia, inicialmente en especial las técnicas antiinflamatorias profundas como láser de alta potencia, radiofrecuencia, ultrasonidos y otras, desempeña un papel prominente en la recuperación. Otra consideración muy contraintuitiva y que constituye un cambio respecto a los antiguos paradigmas terapéuticos, es la necesidad de evitar las manipulaciones en esta fase inicial, muy particularmente los estiramientos cervicales de cualquier índole, que si bien dan una inmediata sensación de alivio, generan mayor inestabilidad articular e incompetencia muscular, empeorando y perpetuando los síntomas a medio largo plazo.

Cuando el especialista recibe un cuadro ya muy cronificado, es fundamental explorar las inserciones suboccipitales, ya que casi en todos los casos van a requerir infiltración directa de fármacos antiinflamatorios. No obstante siempre se puede intentar el tratamiento antiinflamatorio oral combinado con cremas o parches de capsaicina, que mejoran la vascularización de la zona y tienen un efecto antiinflamatorio y desactivador de los espasmos.

Si bien hay momentos en los que se requiere reposo absoluto, estos deben ser breves para evitar la atrofia muscular y el deterioro de la condición. El ejercicio es uno de los fundamentos de la terapia y es necesario implementarlo a la mayor brevedad, ajustándolo en intensidad según la tolerancia del paciente. El ejercicio regular, además de favorecer la recuperación, previene las secuelas tardías del esguince cervical, ya que como se ha comentado, la inestabilidad por daños en los ligamentos puede ser perfectamente compensada por una sólida musculatura, bien entrernada.

Con el enfoque adecuado y un tratamiento oportuno, la mayoría de los casos de esguince cervical mejoran en pocas semanas o meses, permitiendo una recuperación completa y una vuelta a la normalidad.

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